Elvia Badell Madrid divides her time between two realities. In Caracas, she directs the Venezuelan Society of Pediatrics and Childcare, since she was elected president in January 2023. Every month, she travels to Ciudad Bolívar, in the southeast of the country, where she has her pediatric practice.
"In our daily practice in Ciudad Bolívar, we still administer first doses against COVID-19. There are pregnant women who have not been vaccinated, adults who have not received it. Children aged 8, 10, 12 years who do not have COVID-19 vaccines. But there are also children aged 3, 4, and 5 who have no vaccines at all," she comments.
Zero-dose children, children who have not received any doses of immunization against diphtheria, tetanus, and pertussis (DTP), are one of the focuses of the Vaccination Alliance (GAVI), UNICEF, and the WHO. It is estimated that worldwide, 1 in 7 children has not received vaccine doses, about 18 million infants. In Venezuela, there are no official figures estimating this phenomenon, but the low vaccination coverage rates of the last decade indicate serious problems in vaccination coverage that open the doors to the re-emergence of vaccine-preventable diseases.
Prodavinci interviewed Dr. Badell Madrid about the challenges of vaccination in Venezuela, pediatrics, and the difficulties in improving national health.
Elvia Badell Madrid: “Las vacunas no son un lujo inmunológico, son una necesidad y un derecho”
Elvia Badell Madrid divide su tiempo entre dos realidades. En Caracas dirige la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, desde que fue electa presidente, en enero de 2023. Cada mes viaja a Ciudad Bolívar, al oriente sur del país, donde tiene su consulta de puericultura y pediatría.
“En nuestra consulta diaria en Ciudad Bolívar, todavía administramos primeras dosis contra covid-19. Hay mujeres embarazadas que no fueron vacunadas, adultos que no la han recibido. Niños de 8, 10, 12 años que no tienen vacunas de covid-19. Pero también niños de 3, 4 y 5 años que no tienen ninguna vacuna, de nada”, comenta.
Los zero-dose children, niños que no tienen ninguna dosis de inmunización contra difteria, tétanos y tos ferina (DTP), son uno de los enfoques de la Alianza de Vacunación (GAVI), Unicef y la OMS. Se estima que en el mundo 1 de cada 7 niños no ha recibido dosis de vacunas: unos 18 millones de infantes. En Venezuela no hay cifras oficiales que estimen este fenómeno, pero las bajas coberturas vacunales de la última década advierten graves problemas en las coberturas vacunales que abren puertas a la reemergencia de enfermedades inmunoprevenibles.
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Prodavinci conversó con la doctora Badell Madrid sobre los retos de la vacunación en Venezuela, de la pediatría y las dificultades para mejorar la salud nacional.
¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta la vacunación en Venezuela en la actualidad?
América Latina logró estar libre de enfermedades como viruela, sarampión y difteria. Hemos visto con preocupación que ahora está sucediendo todo lo contrario, hay casos recientes de sarampión, difteria y polio en las Américas.
En Venezuela las bajas coberturas vacunales no se deben solamente al efecto de la pandemia. Antes de ésta ya estaban bajas y después de la pandemia están mucho peor. Hay infinitas oportunidades perdidas de vacunación, mi crítica principal. En ocasiones por responsabilidad de los padres que no cumplen con el calendario de vacunas de sus hijos y en otras ocasiones es completa responsabilidad de los centros de salud por fallas o desconocimiento del personal responsable de ejecutar la inmunización.
Cuando me fui a vacunar contra covid-19 en Ciudad Bolívar, me cansé de ver cómo devolvían a las mujeres embarazadas o a las madres dando pecho. ‘Usted no se puede vacunar’, les decían con autoridad, aun cuando en el mundo entero ya se sabía que las embarazadas y madres lactando podían recibir las vacunas, pues ya se habían emitido esos comunicados por la OMS. He visto como vacunan a las personas de pie, en la parte de afuera de los ambulatorios, en lugares no apropiados para vacunar, sin una silla para sentar al paciente, corriendo el riesgo que se desplome y caiga al suelo al vacunarse.
Tampoco administran vacunas combinadas. Llega un niño de cuatro años sin la tercera dosis de pentavalente, que es la vacuna la trazadora, y en lugar de administrar las que necesite, pentavalente, covid-19 y poliomielitis, por ejemplo, no se hace. Les da miedo hacerlo. Esto es puro desconocimiento. Hay que educar al personal vacunador, a las enfermeras e involucrar definitivamente a los médicos en la vacunación. Hay un problema cultural: no tenemos cultura de prevención.
También ocurre que no vacunan si el paciente llega a las 10 de la mañana porque es tarde, si no tienen jeringa, alcohol o algodón. Cuando no hay luz se paraliza la vacunación. Si el niño es de Petare y llegó a San Martín, no se le vacuna porque no es su parroquia. Si estornudó no se vacuna tampoco. Una secuencia de oportunidades perdidas por parte del sistema de salud.
Las coberturas de las terceras dosis de las vacunas sirven para verificar el cumplimiento del esquema. Si una mamá va un día a vacunar a su bebé y no hay luz, al otro día le dicen que no se vacuna porque no hay jeringa o vacunadora, ya no vuelve. Hay deserción.
¿Cuáles medidas priorizaría para atender las brechas de vacunación?
Las vacunas deberían ser un requisito indispensable para cualquier actividad de la vida. Cuando el niño se inscribe en el colegio, se debe exigir la tarjeta de vacunas llena. Si va a entrar en secundaria o la universidad, solicitar la tarjeta de vacunas llena con las vacunas adecuadas para la edad. Si va a solicitar empleo o donde vaya, se debería demostrar que se tienen las vacunas completas.
Pero es indispensable que los centros de vacunación estén abiertos todos los días, que sea fácil vacunarse, que sea cómodo, que haya existencia de todas las vacunas. En este momento que tenemos coberturas vacunales tan bajas el acceso debe estar en cada esquina, en cada lugar a cada momento.
¿Cuáles son las deudas que mantiene el sistema de salud venezolano con la vacunación?
Desde 2015 y 2016 tenemos ausencia de vacunas de neumococo y rotavirus, que se ven reflejadas en la cantidad de neumonías, meningitis, diarreas y la mortalidad por esas causas. Tampoco hay vacuna de meningococo. La vacuna de neumococo 23 valente, que siempre tuvimos para niños en condiciones especiales y ancianos, tampoco está disponible. La sacaron del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) y todos con los brazos cruzados. No hay reclamo.
Tampoco hay vacuna de influenza tetravalente, que debería administrarse entre septiembre y diciembre, cuando empieza la época de frío en el país. Nosotros somos hemisferio norte y debemos recibir la vacuna de influenza tetravalente del hemisferio norte. Pero como peleamos con todo el mundo, solo recibimos vacunas de influenza de países del hemisferio sur. Allá está comenzando el frío ahora en abril, cuando nosotros estamos en primavera. En el sur se van a enfermar entre julio y septiembre, pero aquí ya todos tenemos influenza porque ya pasó el frío. Ahora está llegando la vacuna tetravalente, cuando ya pasamos la época de influenza.
Necesitamos vacunas, todas las que están en el PAI, en cantidad suficiente y de buena calidad. Todas son importantes, porque a una mamá que se le muere un niño con diarrea, la ausencia de esa vacuna para ella fue el 100% de su dolor. Para una mamá que se le muere un niño de meningitis, o por meningococo, o hace una enfermedad invasiva por neumococo y queda con secuelas, que es algo prevenible, es el 100% de su desgracia.
Tenemos que sacar la cuenta de cuántos niños necesitan las vacunas, comprarlas con tiempo y comprar vacunas de calidad, comprobadas.
También incorporar las que no tenemos aún. La vacuna contra VPH tiene más de 15 años aprobada en Venezuela y todavía es momento que no se ha incorporado. ¿Hasta cuándo vamos a esperar?
Pasa con la vacuna contra hepatitis A. Tenemos aguas contaminadas, se va el agua, la gente la tienen en tobos acumulada en casa, también hay mala disposición de excretas. La hepatitis A es endémica en nuestro país y se transmite a través del agua. Un niño con cáncer puede morir de varicela si está recibiendo quimioterapia y no hay vacuna de varicela. El que no tiene cáncer, pero es asmático puede complicarse también.
Las vacunas no son un lujo inmunológico, son una necesidad y un derecho de todos.
Además la inversión en vacunas es una inversión en prevención que, a la larga, es un ahorro también de recursos para el Estado.
Hay trabajos que reportan cuánto ganas por dólar en retorno. Por un dólar que inviertes en vacunas, ganas 40 dólares en retorno por el uso de la vacuna. Puedes tener una población sana, que te desocupa los hospitales, que no falta al trabajo o a la escuela, mejora todo. Hay una vuelta hacia el progreso.
Ahora bien, si de tu presupuesto solamente utilizas 0.8% para comprar vacunas, con eso no compras nada. La OMS dice que se debe utilizar por lo menos 6 o 7 por ciento del Producto Interno Bruto. Eso explica mucho.
No podemos escudarnos en la pandemia. Hay que educar. Hace 15 días recibí un niño recién nacido, de 11 días. La mamá llorando porque cuando le pusieron la vacuna BCG le dijeron que debían administrarle la vacuna contra hepatitis B, y entonces le pusieron también polio y pentavalente, pero esas se ponen a los dos meses, no recién nacido. Dando una conferencia me dijeron que a un niño de dos meses le administraron una vacuna de meningococo, que se pone a los mayores de dos años. Hay que saber vacunar.
Tengo 35 años vacunando en nuestro centro de salud, vacunas públicas y las que están ausentes en el calendario nacional. No hemos tenido nunca una reacción adversa severa en estos pacientes, afortunadamente, pero tenemos todo lo necesario en caso de que haya un shock anafiláctico o un efecto adverso secundario grave al usar la vacuna.
Hemos hablado antes que Venezuela dejó de pagar al Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud; por la deuda no puede comprar vacunas y por eso dependemos de las vacunas que nos donan los países de Latinoamérica. Una buena noticia es que Venezuela ha logrado hacer conversaciones con GAVI, ya nos hemos reunido un par de veces y está aprobado que GAVI pague las vacunas que nos hacen falta para este año 2023.
Se va a introducir la vacuna contra VPH, se van a reintroducir las vacunas de rotavirus y neumococos. Qué maravilla. Estamos muy complacidos.
¿Qué se ha propuesto en esas conversaciones? ¿Qué implica que GAVI haya incluido a Venezuela entre los países en los que operan?
Bueno, GAVI le dijo a Venezuela, Mira, yo te voy a ayudar, yo tengo la mejor disposición, yo traigo aquí debajo de la manga rotavirus, neumococos y VPH. Pero tú tienes que pagar lo que le debes al Fondo Rotatorio, como debe ser. Tienes que comprometerte a comprar vacunas para tu país.
Las autoridades no pueden dejar de cumplir su deber de proteger a la población. Eso no puede ser. Pero, claro, te puedo decir que la primera conversación fue en octubre, la segunda fue en febrero. Pasa el tiempo. Eso implica niños que se enferman, hospitales llenos, abarrotados de enfermedades inmunoprevenibles.
Hace semanas estuve en Ciudad Bolívar trabajando y puedo decir que en Ciudad Piar, Moitaco, Upata, El Callao, y toda esa zona había rotavirus. No se daban abasto las emergencias.
Este año la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría ha hecho ya cuatro pronunciamientos: uno en relación al brote de difteria que hubo cuando hubo en el municipio Sifontes, donde cuatro de los casos se murieron en el Hospital Ruiz y Páez. Hicimos un comunicado sobre sarampión cuando la OPS dio su alerta: dijo que es el momento histórico con las coberturas más bajas de sarampión y que estábamos a punto de tener una epidemia.
Será de sarampión, de difteria o de polio. Con una cobertura de tercera dosis de polio en 37%, cuando deberían estar por encima de 95%, ¿hasta dónde vamos a llegar?
He estado en comunicación con los centros de vacunación de Ciudad Bolívar, pregunté si tenían actividades por la Semana de Vacunación de las Américas. La respuesta es no: No, aquí no estamos haciendo nada de eso.
El Ministerio de Salud había anunciado una jornada especial por un mes. Considerando el nivel de brechas y dificultades que tenemos en Venezuela, ¿es este tiempo suficiente?
La mega jornada tiene que ser siempre. Tiene que ser todos los días, que sea cómodo. Tal y como funcionan las cosas aquí: no vuelves a clase si no tienes las vacunas.
Pero eso también tiene mucho que ver con el tema de las deudas que tiene Venezuela. ¿Cómo ofreces suficientes vacunas y las distribuyes si no tienes una planificación porque no tienes un plan de compra organizado?
Es que cuando tú vas a hacer algo, lo planificas, haces un presupuesto, estudias el problema, te preparas. Pero si no te planificas, no inviertes, no tienes idea de cómo es el problema, lo que tienes es un desastre. Esto es un reflejo de lo que nosotros somos. Más nada.
A veces les das las cosas al personal y, como te digo, por falta de conocimiento no saben manejarlo. Tenemos residentes que pasan por nuestro centro de trabajo y les enseñamos a conocer las vacunas. ¿Cómo es eso que los doctores no saben de vacunas? No, señor. En nuestro centro de trabajo tienen que vacunar ellos. Yo personalmente vacuno, llevo la data, todos lo hacemos. Los residentes tienen que conocer las vacunas, saber cómo se cuidan, cómo se aplican, cómo se preparan, cómo se diluyen. Todo. Eso es un conocimiento que hay que tener.
El gran vacunador en esta historia es el pediatra, que tiene la facilidad que en la consulta lo visita la mamá, el papá, la abuela, la tía. Uno tiene que vacunar a todo el mundo. En cada consulta preguntar por el estatus del calendario vacunal del paciente.
Una de las cosas que vemos en los datos de OPS es la desigualdad de cobertura entre municipios, una situación notoria en el oriente sur del país, por ejemplo.
Si en Caracas estamos más o menos en los años 70 del siglo pasado, pues en el oriente-sur estamos en los años 20 o 30, más o menos. La gente tiene que comprar su comida al día, no hay gasolina, la gente se desplaza a pie. Después de las 12 del mediodía, pareciera pandemia porque no hay nadie en la calle. No se mueve dinero. No se mueve nadie.
Entonces, claro, vas a un lugar público a vacunarte y a las 10 de la mañana es muy probable que no haya nadie. Porque no hay gasolina, no hay transporte. ¿Qué vas a hacer?
Eso es Ciudad Bolívar. Hablemos de Santa Barbara de Piar, que está a 150 kilómetros de la capital. Ahí sí es verdad que no hay nada, ni tienen señal para el móvil. Cuando me llegan de esa zona y pregunto por qué no están vacunados, me dicen que no hay vacunas. No quiero que tengan que venir hasta mi consulta y hablo con los médicos de otras ciudades, pero a veces hay zonas donde no hay médicos con quien hablar.
Hasta que no tomemos el país en serio, no sólo Caracas, Las Mercedes y La Castellana, no tendremos soluciones.
Este año asumió como presidenta de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, ¿cuáles cree que son los principales obstáculos que enfrentan para su trabajo como sociedad médica?
El obstáculo más importante es que estamos trabajando de espaldas al gobierno. No nos escuchan. Recibimos una invitación para hacer una alianza el año pasado y me emocioné, pensé que llegó el momento de trabajar. Ya marchamos, tragamos gas lacrimógeno, ahora vamos a avanzar. Se fueron 60 mil médicos venezolanos, las autoridades formaron casi 200 mil médicos express. Bueno, vamos ahora a enseñar a esos muchachos a trabajar, a decirles cómo van a hacer las cosas, enseñarles sobre inmunizaciones, darles protocolos de trabajo.
Tenemos una idea que es sistematizar las emergencias, protocolizarlas, en un sistema que cuando se escriba el diagnóstico salga el tratamiento para que no haya chance de equivocarse ni de inventar.
Se puede recuperar el sistema de salud, para ello hay que ubicar personas capacitadas en los lugares indicados. Para eso necesitas conocimiento, formación, experiencia. Si sistematizas los servicios sabes qué enfermedades tienes. Si ahora todos tenemos influenza, sabemos que el año próximo tenemos que vacunar para que no pase nuevamente. Sería maravilloso.
También educación y financiamiento, aumentar la inversión en salud, formar personal. Por ejemplo, en una conferencia sobre lactancia se dijo que cuando se introdujeron las cesáreas en el mundo, comenzaron a bajar las tasas de lactancia. Pero en Ruanda pasó algo genial: se invirtió en formar personal de salud específico para acompañar a las mamás en lactancia. Aunque subieron las cifras de cesáreas en ese país, no bajaron las tasas de lactancia. Todo lo contrario: subieron porque las madres estaban educadas, formadas para ayudar a la mamá.
Para nadie es un secreto que aquí en Venezuela muchas mujeres se les hacen cesáreas, pero al entrar en las clínicas les solicitan el tetero y la fórmula para alimentar a sus bebés al nacer. La mamá puede escoger tener un parto respetado, sería fantástico, pero esto no es que le haces cariñitos o le dices: ‘Tú puedes’, no. Tienen que ser personas formadas en la atención de parto respetado en todos esos lugares donde van a atender los partos, preparados para las contingencias también.
Yo coincido en que no todos los partos tienen que ir al hospital o a la maternidad. El parto es un acto fisiológico, que puede ser atendido en lugares más pequeños de salud, en los ambulatorios, pero tienen que estar preparados para cualquier emergencia. Tiene que haber un personal entrenado para solucionar y determinar si se requiere una cesárea además de estar preparados para una emergencia de cualquiera de los dos: madre o hijo. Tienen que tenerlo todo.
Podemos hacer esto, claro que sí. Aquí lo podemos lograr. Estamos locos por ver que funcione el sistema de salud, pero se tiene que escoger médicos con capacidades comprobadas, gente que esté bien preparada, que trabaje, que tenga experiencia para hacerlo.