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Story Publication logo January 1, 2025

Cultivating Soil To Save Wine (Spanish)

Country:

Authors:
Wine field
English

Wine is not exempt from the effects of climate change.

SECTIONS

An English summary of this report is below. The original report, published in Spanish in Revista LATE, follows.


"In 25 years, more than half of the wines in the world could disappear. How climate change affects wine production in one of the world’s leading wine regions. The tragic scenario predicted for this sector globally."

Climate change poses a dire threat to global wine production. Studies predict that if temperatures rise by 2 degrees Celsius by 2050, over half of wine-growing regions could become unsuitable for viticulture, with losses escalating to 85% if temperatures rise by 4 degrees Celsius by 2100. In Mendoza, Argentina, rising temperatures, glacier retreat, and reduced snowfall jeopardize water availability and soil conditions. Adaptations like relocating vineyards to cooler, higher altitudes and selecting heat-resistant grape varieties are critical to maintaining the region’s legacy as a global wine capital.

In Mendoza, Argentina's top wine-producing region, winemakers are adopting diverse strategies to combat climate impacts. These include efficient drip irrigation, organic and biodynamic farming, and high-altitude cultivation. Techniques like early harvesting and canopy management address changes in grape ripeness and acidity, while new technologies such as drones and satellite monitoring optimize vineyard management. Collaborative efforts, such as educational programs and sustainability initiatives, aim to safeguard Mendoza’s wine industry and its surrounding ecosystems for future generations.

Micaela Kuri, a pioneering enologist in Mendoza, emphasizes soil health over traditional vineyard practices. Her regenerative techniques include maintaining living ground cover and integrating native plants to promote ecosystem balance. Kuri’s biodynamic methods aim to prepare vineyards for climate challenges such as drought, frost, and pests.

Her work at L'Orange Winery, Mendoza's first fully biodynamic vineyard, showcases innovative approaches to preserve soil quality, retain water, and support biodiversity, ensuring resilience against the growing impacts of climate change.


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Cultivar Suelo Para Salvar El Vino

Dentro de 25 años más de la mitad de los vinos del mundo pueden desaparecer. Cómo afecta el cambio climático a la producción de vino en una de las principales regiones vitivinícolas del mundo. El trágico escenario que se prevé para este sector a nivel mundial.


“Más que cultivar la planta, cultivamos suelo”, dice Micalea Kuri. Cuando habla tiene detrás un viñedo: plantas bajas de tronco serpenteante, hojas  teñidas de diversos verdes, con forma de corazón. Plantas de mediana altura, perfectamente ubicadas en hileras separadas entre sí por caminos angostos por el que ella -y también quienes trabajan al momento de la vendimia – pasa caminando con facilidad. Detrás, siempre detrás, la Cordillera de los Andes, que en Mendoza es el límite natural entre Argentina y Chile.


Micaela Kuri trabaja con especies florales y plantaciones dentro del bosque experimental de la bodega L’Orange buscando la construcción permanente de la biodiversidad y el equilibrio. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

Micaela es Mendocina, enóloga y trabaja en la tierra donde nació. Mendoza concentra el 75% del total de los viñedos de Argentina y la mayor cantidad de bodegas del país, lo que la convierte en la provincia vitivinícola más importante y uno de los principales centros productores a nivel mundial.

Micaela desde niña está vinculada por un lazo afectivo y olfativo a lo que ahora es su trabajo: siempre amó el olor de las uvas. Hoy es una verdadera pionera en el campo de las soluciones y técnicas alternativas para enfrentar la emergencia climática, y así, no solo lograr los mejores vinos, sino también cuidar la tierra. “Para nosotros, si bien hacemos agricultura y viticultura, es importante salirnos de la idea o concepto de cultivar la planta y empezar a entender que cultivamos suelo. Si nosotros trabajamos y regeneramos el suelo, podemos pensar en una agricultura resiliente y que pueda afrontar diferentes situaciones que se generan por el cambio climático: ya sea el granizo, heladas, sequías, que sean plantas que encuentren en el suelo todo lo que necesitan para regenerarse después de una crisis, plaga o desequilibrio climático”, asegura.


Recolección y conservación de semillas de plantas para preparados biodinámicos y plantas nativas de los Andes. (Artemisa Annua, huacatay, paico, diente de león, milenrama, valeriana y manzanilla). Muchas plantas son destiladas para extraer aceites esenciales y elaborar bebidas carbonatadas no alcohólicas como las kombuchas. Otras son utilizadas para preparados agroecológicos y biodinámicos, que son básicamente plantas fermentadas que desarrollan un microbioma beneficioso en diferentes condiciones y son inoculadas al suelo para promover la vitalidad y regeneración de suelos ricos en materia orgánica. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

Si el cambio climático sigue los pasos que arrojan los estudios que se basan en lo que viene sucediendo en los últimos años con los aumentos de temperaturas, una persona que nazca este 2025, cuando cumpla 25 años encontrará en el mundo menos de la mitad del vino disponible hay hoy y, cuando cumpla 75 años, casi el 85% de los vinos habrá desaparecido. 

La producción de vino a nivel mundial empezará a verse seriamente afectada por el cambio climático. Según estudios del Instituto Nacional Francés de Investigaciones Agronómicas publicados en el año 2020, si para 2050 las temperaturas medias aumentan 2 grados, como indican los estudios en base al cambio climático, habría una pérdida crítica de las regiones vitícolas de todo el mundo, donde se vería perjudicado aproximadamente el 56% de la producción. En el peor de los escenarios, si para 2100 ese crecimiento sigue igual y se alcanza un aumento de más de 4 grados, la pérdida alcanzaría niveles fatales para las vides de todo el mundo, llegando a un promedio del 85% de disminución de las mismas.

¿Cómo afecta y/o afectará el cambio climático a Mendoza, la provincia vitivinícola más importante de Argentina? ¿Hay acciones que ya se están tomando para prevenir lo que el aumento de temperaturas, el granizo, la sequía, entre otros factores, pueden causar a las uvas de las que sale uno de los mejores vinos del mundo?


Lo que queda del río Mendoza tras la fuerte sequía que azotó a la provincia de Mendoza y a toda Argentina en los últimos años y el aumento de las temperaturas por el cambio climático. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

En Argentina, Mendoza es una de las zonas más vulnerables al cambio climático ya que depende en gran medida del agua que proviene de la cordillera de Los Andes.

El 29 de noviembre de 2024 se realizaron en la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) las Jornadas sobre Desarrollo y Cambio Climático, organizadas por el Centro de Investigaciones en Economía Crítica (CIEC) y por investigadoras e investigadores de diferentes organismos y la sociedad civil. El objetivo fue debatir temas que son centrales para la vida cotidiana de quienes viven en Mendoza y para el desarrollo de la provincia y el país. Allí se llegó a la conclusión de que para la provincia las proyecciones indican que entre las principales consecuencias del cambio climático lo que más sufrirá será el ciclo del agua.


Ángel trabaja en un sector de la finca L’orange donde se ha desarrollado un diseño de pastoreo rotativo. Riega la cobertura de abono verde que se había sembrado antes y donde luego los animales van a pastar. Utiliza agua helada de los Andes. Conduce por surcos produciendo canales como lo hacían los nativos. Es un sistema de riesgo ancestral replicado en la finca Tikal Natural que maximiza el uso del agua de montaña, evitando los problemas que causa la sequía. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

Informes de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial de la provincia de Mendoza estiman que la temperatura promedio de la provincia aumentará entre 4 y 5 grados entre 2050 y 2100. Entre los diferentes factores se encuentran la disminución de las nevadas en la cordillera, el retroceso de los glaciares, el aumento de la aridez del suelo y las sequías, el incremento de la evapotranspiración (paso de agua a la atmósfera por evaporación desde el suelo y transpiración de las plantas). Las causas de estos cambios pueden ser patrones naturales, por ejemplo por las variaciones del ciclo solar, sin embargo, las peores consecuencias desde el siglo XIX a esta parte son debido a las actividades humanas, intensificándose en los últimos años por acciones como la quema de combustibles fósiles como el carbón, petróleo o gas, por el desmonte o basurales a cielo abierto y contaminación de fábricas.


Vista del territorio del Valle de Uco con la cordillera de los Andes de fondo. El cambio climático está empujando a los productores de vino a trasladar sus viñedos a zonas más altas, a lugares donde antes el clima no era el ideal para la producción de vino. Las zonas ideales han ido cambiando en los últimos años. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

Mendoza cuenta con 900 bodegas, de las cuales 209 están abiertas al turismo. Produce el 70% de los vinos de Argentina y concentra el 91% de las exportaciones. Por la calidad y el prestigio global de su industria vitivinícola, es Capital Mundial del Vino, integrando la red mundial Great Wine Capitals junto a  ciudades como Bilbao/Rioja de España o Burdeos de Francia.


Un trabajador cambia las barricas. La vida media de una barrica es de aproximadamente tres años y el cambio es necesario en cuanto la madera ha cedido todos sus aromas. La barrica es una herramienta para afinar el vino: el objetivo es aumentar la calidad del vino favoreciendo su estabilización natural, alcanzando el máximo equilibrio aromático y gustativo. Durante la fase de afinado, la barrica ayuda a estabilizar el color y, con la fragancia de la madera, favorece el complejo olfativo del vino, impartiendo una serie de aromas. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

Mauricio Squartini, enólogo histórico de Bodega Salentein, recorre el interior de la bodega. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

Vista de la bodega subterránea de la bodega Salentein. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

En Mendoza, los indicadores más evidentes del cambio climático son las cosechas tempranas o el  cambio sistemático de especies de uva cultivadas, donde se opta por cepas de maduración tardía. En otro sentido, también se observa la migración de los viñedos hacia zonas más altas y áreas donde hasta hace poco era impensable practicar la viticultura, todo en búsqueda del mejor ambiente para el crecimiento de las uvas.

Los efectos del cambio climático, que están causando disminuciones drásticas en las áreas dedicadas a la producción de vino, podrían generar conflictos sobre el uso real de las tierras agrícolas, con enormes repercusiones en los ecosistemas y las reservas de agua dulce. Muchos de estos efectos ya están ocurriendo en diferentes regiones del mundo, como el aumento de la temperatura de las aguas superficiales de lagos y arroyos, especialmente en zonas de gran altitud y latitud; el incremento de la temperatura de grandes lagos profundos; la reducción de la cobertura de hielo en lagos; el derretimiento de glaciares de montaña y permafrost, lo que provoca cambios en los regímenes de escurrimiento de los arroyos montañosos, la liberación de solutos y contaminantes en las aguas superficiales. 


Uvas Malbec apiladas durante el procesamiento. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

El cambio climático afecta al vino no solo en las plantas, sino también en las formas en que se llevarán a cabo los trabajos agrícolas en el futuro. Por un lado, la producción disminuirá significativamente debido principalmente a la sequía; por otro, trabajar entre las hileras se volverá difícil, especialmente en las franjas horarias más calurosas. Expuestos a altas temperaturas y a una radiación solar directa cada vez más intensa, los racimos de uvas sufren alteraciones en su  composición, junto con fenómenos de escaldado o quemaduras solares. Y con las uvas, los vinos cambian: la concentración de azúcar, cada vez más alta, lleva a vinos con mayor contenido  alcohólico, mientras que la acidez disminuye, en detrimento de la frescura. Este es un parámetro  fundamental, sobre todo en vinos blancos, rosados y espumosos, cuyos perfiles aromáticos también están cambiando y alejándose de los reconocidos y apreciados hasta ahora. 


I. Producción de levadura Malbec en el laboratorio de Bodega Salentein. Las tomas se desarrollan a los 7 días. La membrana se utiliza para el cultivo microbiológico de los vinos. De esta manera sabemos qué microorganismos hay en el vino (estudio microbiológico del vino). D. Medida de temperatura de un vino blanco. Imágenes de Karl Mancini. Argentina.

La bodega “L’Orange” y su finca “Tikal Natural” es ejemplo de cómo el cambio climático se enfrenta aplicando técnicas alternativas. El trabajo que allí realizan se puede conocer desde la experiencia de su enóloga, Micaela Kuri, pionera entre viticultores del Valle de Uco. Esta región es la segunda zona de Mendoza en superficie cultivada con uvas y la que más ha crecido en los últimos años. La zona se caracteriza por la implantación de nuevos cultivos de vid, principalmente de uvas tintas. 

Micaela nació en una familia de comerciantes locales en Tupungato (Valle de Uco) y desde niña siempre se sintió atraída por el  vino: «durante las vendimias, el olor del vino invadía el pueblo; a muchos no les gustaba, pero yo lo amaba y observaba las bodegas”. En un ambiente donde los trabajos vinculados al vino los han realizado a lo largo de la historia mayormente hombres y siempre fue difícil encontrar espacios para las mujeres, ella quiso estudiar algo relacionado con la naturaleza y los animales, y se formó  como técnica enológica en Tupungato. Luego se graduó en la UTN (Universidad Tecnológica Nacional) y se formó en el primer grupo de agricultura biodinámica en Mendoza. Hizo un posgrado en agroecología (también como parte del primer grupo de la Universidad Nacional), enfocándose en el estudio de las zonas áridas de Argentina y el cambio climático. Se especializó en economía aplicada a la enología y se interesó por la permacultura, la alquimia y la espagiria (medicina) vegetal, aplicando todos estos conocimientos a la enología: la ciencia, técnica y arte de producir vinos.


Micaela Kuri mide la cantidad exacta de azúcar en las uvas con el refractómetro BRIX. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

Micaela es la primera generación en toda la Argentina que se formó en agricultura biodinámica con especialización en zonas áridas y sequías. Actualmente es enóloga en la bodega L’Orange, Stella Crinita y la finca Tikal Natural, propiedad de Ernesto Catena – cuarta generación de una de las familias más conocidas en el rubro vitivinícola – y su pareja Joanna Foster, viticultora natural, nacida en Londres, que trabaja con agricultura regenerativa principalmente a través de métodos biodinámicos.


La Bodega L’Orange, es el primer viñedo completamente biodinámico del Valle de Uco. Desde su trabajo como enóloga Micaela ha implementado muchas innovaciones en términos de agricultura regenerativa, biodinámica y diferentes tácticas para enfrentar el cambio climático en el ámbito de la viticultura. “Son técnicas que tienen que ver con la agricultura regenerativa”, explica. “Mantenemos nuestro suelo con cobertura vegetal viva o seca, que nos permita retener o disminuir la evapotranspiración del suelo. Entonces podemos retener mayor humedad en el suelo y generar mejores condiciones para que se desarrolle microbiología beneficiosa”.


Un cuerno de vaca conservado en la celda biodinámica de la finca Tikal Natural. Tradicionalmente, el cuerno debe provenir de una vaca que haya parido al menos una vez, se rellena con estiércol de vaca, se entierra durante el invierno y se deja compostar aproximadamente medio metro bajo tierra. Con el paso de los meses, el cuerno se descompone junto con su contenido, convirtiéndose en un verdadero fertilizante. De esta manera, se devuelven al suelo principios activos capaces de enriquecer la tierra. Un concepto muy importante para Micaela Kuri y la bodega “L’Orange” es el de cuidar no tanto el producto sino el suelo que lo produce, que actualmente sufre el cambio climático. Gracias a las técnicas utilizadas, las plantas consiguen expresar mejor sus propiedades energéticas y naturales. Todo ello sin recurrir a sustancias químicas como pesticidas o plaguicidas, intentando incentivar flujos particulares para acentuar la fertilidad de la tierra, estimulando y enfatizando los recursos nutricionales ya presentes en ella. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

La copa de los viñedos apenas supera el alto de su cabeza, en el suelo, hay vegetación alta, pareciera descontrolada, pastos largos, pero nada está librado al azar, ese es justamente el modo de producir. La vegetación le llega a las rodillas.  “La cobertura de este parral es parte de nuestro método regenerativo de mantener los suelos cubiertos de vegetación que sembramos y también vegetación espontánea que se desarrolla. Intentamos insertar y restaurar las plantas nativas”, explica y aclara: “los parásitos no son un problema. Esto promueve la sanidad, evita enfermedades y evita el desequilibrio. Las plantas trabajan en conjunto, entienden que son un organismo completo, no tienen sentido de la individualidad, entre todas generan las condiciones para que cada una pueda desarrollarse”.


Vista del río Mendoza completamente seco atravesado por un puente tras la fuerte sequía que azotó a la provincia de Mendoza y a toda Argentina en los últimos años y el aumento de las temperaturas por el cambio climático. Imagen de Karl Mancini.

Micaela Kuri retratada con el bastón para realizar Battonage. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

Mural en honor al agua en el interior de la bodega L’Orange donde se puede leer: “El agua es vida”. Un elemento importante a preservar en tiempos de cambio climático y sequía. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

Micaela cuenta que en este contexto “como profesionales tomamos decisiones para intervenir en los cultivos, interrumpir algunos ciclos naturales, tenemos que decidir o diseñar cuáles son las plantas que mejor se comportan juntas. Podemos entender que hay algunas que aportan nitrógeno al suelo y otras contribuyen a generar flores para nutrir a nuestras abejas. Combinamos plantas que aporten nitrógeno al suelo, otras que generen biomasa para que podamos incorporar este material luego al suelo y otras variedades que producen mucha flor, para alimentar a nuestras abejas”. En el predio donde cultivan vid, también hay un lugar especial para la cría de abejas. A veces, surgen algunos problemas cuando en el entorno no se trabaja de modo cuidado, como lo hacen en su finca: “hoy tenemos un problema para nuestras abejas, que el vecino está aplicando agroquímicos, y eso afecta la salud de nuestras colmenas. Es una problemáticas que se da mucho en esta zona y a raíz de eso se promovió una organización con diferentes productores para denunciar esta problemática y visibilizar el problema que tenemos con las abejas en las colmenas, por gente que no practica la agricultura biodinámica, regenerativa, orgánica y cómo afecta los que sí lo practicamos”. De este modo, han solicitado al municipio que se promueva una regulación donde los vecinos que fumigan puedan notificar a quienes trabajan sin agroquímicos, para poder cerrar las piqueras (puertas de las colmenas) y no dejar que las abejas salgan ese día y así disminuir los riesgos de contaminación.

El cambio climático causa heladas tardías o tempranas que afecta directamente a las vides porque muchas veces suceden de modos inesperados, para prevenir los efectos, también recurren a productos naturales, explica Micaela: “usamos un preparado que se llama valeriana, que es a base de esa planta, que permite generar un manto de calor sobre nuestros cultivos para disminuir los daños ocasionados por las fuertes heladas”.


Vista aérea de los viñedos de Finca Tikal Natural donde se aprecian elementos y símbolos de los pueblos originarios. Ernesto Catena y su equipo admiran el lugar. Tradiciones Incas y Mayas. La mayoría de los edificios de la bodega están inspirados en la arquitectura precolombina. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

En el contexto del trabajo que el fotógrafo Karl Mancini ha realizado a lo largo de dos años en diferentes bodegas y viñedos de Mendoza, ha logrado documentar diferentes acciones que se realizan en torno al cultivo de vides. A continuación se describen algunas de ellas.

1- Adaptaciones Agronómicas: 

Cambio de variedades de uva: En Argentina, se están seleccionando variedades de uva más resistentes al calor y la sequía, como Malbec, Bonarda y Torrontés, junto con clásicos como Sauvignon  y Cabernet, que se adaptan bien a climas cálidos y áridos.  

Cultivo en zonas más altas: Los viñedos están siendo reubicados en áreas más frescas, a menudo en regiones montañosas. En Argentina, muchos viñedos se han trasladado a zonas montañosas de los Andes, como Mendoza y Salta. Las mayores altitudes ofrecen temperaturas más frescas y noches frías, lo que ayuda a mantener un perfil de vino equilibrado.  

Diversificación de las prácticas de poda: Se realizan ajustes en la forma y densidad del follaje para proteger los racimos de uva de la exposición excesiva al sol.


Una trabajadora local recoge las uvas en uno de los viñedos de Salentein con el método tradicional para no dañar los racimos y las coloca en cestas. Los trabajadores, contratados para la cosecha de temporada, reciben una compensación por cada cesta llena. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

2- Gestión del Agua: 

Riego por goteo: Los sistemas de riego por goteo se adoptan ampliamente, especialmente en regiones desérticas como Mendoza y San Juan, donde el agua es un recurso escaso. Este sistema es altamente eficiente y reduce el consumo de agua.  

Captación y almacenamiento de agua: Se utilizan sistemas para recolectar agua de lluvia o crear  reservorios artificiales. La región de Mendoza, adyacente a los Andes, depende en gran medida del  agua de deshielo glaciar. Sin embargo, con el retroceso de los glaciares, surgen proyectos para mejorar la gestión del agua.  

Acolchado: Aplicación de materiales orgánicos o sintéticos al suelo para reducir la evaporación. 

Técnicas de agricultura regenerativa: Mejorar la estructura del suelo para aumentar su capacidad de retención de agua. 

Sistemas tradicionales de canales: En algunas áreas, se mantienen sistemas de riego basados en canales coloniales, integrándolos con tecnologías modernas. 


Los trabajadores locales llevan las uvas recién cosechadas en cestas y las vierten en grandes contenedores ante la mirada de los supervisores. Los trabajadores, contratados para productos de temporada, reciben una compensación por cada lata llena de uvas cosechadas. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

3- Prácticas Sostenibles: 


Racimo de uvas Malbec. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

Agricultura orgánica y biodinámica: Un número creciente de viñedos en Argentina, como los  del Valle de Uco, están adoptando prácticas agrícolas que mejoran la calidad del suelo y reducen el  impacto ambiental.
Cultivos de cobertura: Plantación de vegetación entre las filas de vides para reducir la erosión del  suelo y mejorar la retención de agua.
Reducción de emisiones de carbono: Se utiliza energía renovable, como la solar, en los procesos  de producción y en las bodegas. 

4- Cambios en la Vinificación: 

Control de Maduración: Se practican cosechas tempranas para contrarrestar el aumento de temperaturas y mantener el equilibrio adecuado de azúcar y acidez, evitando vinos excesivamente alcohólicos. 


Trabajador colocando orujo gastado en la prensa hidráulica. Imagen de Karl Mancini. Argentina.

5- Educación y Colaboración: 

Programas de capacitación: Iniciativas locales, a menudo lideradas por organizaciones como Wines of Argentina, ofrecen formación a los productores sobre cómo adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. Micaela Kuri, realiza sesiones de capacitación regulares para los productores locales, enfocándose en técnicas de viticultura adaptadas al cambio climático y a tierras áridas. 

En Argentina, también se están comenzando a teorizar adaptaciones geográficas junto con el  uso de tecnologías innovadoras: 

Nuevas regiones vitivinícolas: Los productores están explorando áreas más frescas, como la Patagonia (Neuquén y Río Negro), donde las temperaturas más bajas y los climas secos ofrecen nuevas oportunidades de producción.  

Micro-regiones experimentales: En áreas como Catamarca y La Rioja, se están desarrollando  proyectos piloto para explorar el cultivo en climas extremos.  

Viticultura de precisión: Uso de drones, sensores e imágenes satelitales para monitorear las condiciones del viñedo y optimizar los recursos. Algunas bodegas han instalado sistemas para enfriar los viñedos, como nebulizadores o ventiladores.  

Monitoreo avanzado del clima: Uso de modelos climáticos para predecir eventos extremos y actuar de manera preventiva.


I. Conservación de flores de manzanilla para preparados biodinámicos almacenadas en la celda biodinámica de la bodega Piedra Negra. C. Conservación de flores y semillas nativas para preparados biodinámicos almacenadas en la celda biodinámica de la bodega Piedra Negra. Imágenes de Karl Mancini. Argentina.

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