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Historia Publication logo Mayo 28, 2023

There Is No Single Path: Users Share Their Tools To Take Care of Their Mental Health

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Illustration. A young woman sits on the ground and is surrounded by pills.
Español

Una serie sobre lo que no se habla en los consultorios de salud mental

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The following is an English summary of this story, "No hay un solo camino: usuarios comparten sus herramientas para cuidar su salud mental" from the project The Pills and Me. After the summary is the full story, written in Spanish for Salud con lupa.

With the recommendation of a health professional, medication and psychotherapy can be a great help to someone who decides to try that path. There are also extra tools to promote emotional well-being, such as exercising, owning a pet, or talking to someone who is going through a similar experience. Salud con lupa explores diverse self-care tools based on testimonials from mental health users who narrate how they cope with their mental disorder.


Ilustración de Pamela Espino/@chicaespinaca.

Cuando un profesional de la salud lo indica, los medicamentos y la psicoterapia pueden ser de gran ayuda para una persona que decida probar ese camino. Existen también otras herramientas extras para favorecer al bienestar emocional como hacer ejercicios, tener una mascota o conversar con personas que pasen por lo mismo que uno. Salud con lupa explora diversas herramientas de autocuidado a partir de testimonios de usuarios que narran cómo sobrellevan su trastorno mental.


"Desde que estaba en el colegio he padecido depresión y ansiedad, pero creo que ahora estoy en el peor momento. No le veo sentido a la vida, no tengo motivación y me preocupan los constantes bloqueos y olvidos. No retengo nada. No puedo estudiar, trabajar ni sostener una conversación, porque me quedo en blanco, y eso me da muchísima ansiedad. Ya he ido al neurólogo y todo sale bien en mi cerebro. Actualmente, voy al psiquiatra, pero me han dicho que esto que tengo no mejora solo con pastillas. No veo mejoría”.

— Adriana, 28 años
Depresión y ansiedad

En 1987, cuando se lanzó el Prozac al mercado, la forma de tratar la depresión cambió en forma radical. Su mecanismo de acción, incrementando los niveles de serotonina en el organismo, hizo plantear la hipótesis de que este trastorno mental se producía por un desequilibrio químico en el cerebro. La depresión ya no era vista como una enfermedad del alma o un defecto del carácter, sino un desarreglo físico, como la diabetes, que se podía reparar con un medicamento. La llamada píldora de la felicidad se convirtió en el símbolo de una revolución farmacéutica en una época en la que se instaló la idea de que las pastillas acabarían con los aspectos menos agradables de nuestra existencia: la soledad, el dolor, la abulia, la sensación de vacío. El laboratorio estadounidense Lilly llegó a ganar 3.000 millones de dólares al año por el Prozac a finales de los noventa.

Desde entonces, los fármacos de la familia del Prozac (fluoxetina), conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, se han multiplicado y su uso no para de crecer en el mundo. Sin embargo, en agosto de 2022, una revisión sistemática de estudios publicada en la revista Molecular Psychiatry cuestionó el papel causal de la serotonina como detonante de la depresión, una enfermedad que aumentó un 30% a nivel mundial durante la pandemia de covid-19. Los resultados y la calidad del estudio han sido aceptados por la comunidad científica, pero no las opiniones de los autores que plantean que los antidepresivos son ineficaces.

El doctor Carlos Pérez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, lo explica de esta forma: “Nadie duda que la aspirina (ácido acetilsalicílico) es un fármaco eficaz para tratar el dolor de cabeza, pero no es lo mismo decir que las personas con dolor de cabeza tienen los niveles de ácido acetilsalicílico bajos en el cerebro. Las guías de práctica clínica latinoamericanas, europeas o estadounidenses para el manejo de la depresión, no dan lugar a dudas: los antidepresivos son el tratamiento de primera elección para la depresión”.


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En realidad, sabemos hoy que “la depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos de las personas”, dice la Organización Mundial de la Salud. El replanteamiento de la forma de tratarla se está produciendo todos los días. Se sigue investigando y van apareciendo nuevas medicinas, técnicas de psicoterapia y, sobre todo, cada vez más usuarios hablan de un abanico de herramientas útiles en sus vidas para cuidar su salud mental.

Como parte del especial “Las pastillas y yo”, periodistas de Salud con lupa entrevistamos a decenas de personas con distintos diagnósticos de salud mental para que nos contaran sus herramientas de autocuidado. La mayoría ha llevado o mantiene un tratamiento con medicamentos y, con el tiempo, ha ido conociendo más la reacción de su cuerpo hacia ellos. En ese camino accedieron a profesionales o grupos de apoyo social que supieron guiarlos hacia una terapia que se adaptara mejor a sus necesidades. Descubrieron también herramientas útiles para cuidarse: hacer ejercicio, tener una mascota, utilizar fidget toys o pertenecer a comunidades de usuarios de salud mental que los validan. De esta valiosa conversación, seleccionamos estos testimonios que compartimos.

"La verdad que la actividad física es lo que me mantiene estable porque este hábito jala a otros como dormir adecuadamente, mantener la higiene, socializar. Hace unos días estaba analizando y en las épocas de mi vida en las que he estado peor son las que no me muevo”.

— Marina, 22 años
Trastorno Límite de la Personalidad y Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad

Cada vez más investigaciones científicas muestran los efectos positivos del movimiento del cuerpo para nuestra mente. En su nuevo libro, Move the Body, Heal the Mind, Jennifer Heisz detalla los fundamentos científicos más recientes sobre el ejercicio y la salud mental. “El ejercicio ayuda a calmar la amígdala ansiosa, la parte del cerebro que reconoce el peligro y nos pone en alerta máxima, reduce el miedo y la hipervigilancia y nos mantiene más tranquilos”, dice la neurocientífica que cuando estudiaba un posgrado comenzó a experimentar lo que ahora reconoce como una “ansiedad muy grave”. Su amiga le sugirió andar en bicicleta como una manera de tomarse un respiro. Aunque antes ella no era deportista, se aficionó al ciclismo con entusiasmo y descubrió que “calmaba su mente”. Lo realmente bueno es que el ejercicio ligero a moderado, es suficiente. Caminar, andar en bicicleta, nadar, bailar… una amplia variedad de actividades funcionan.

"Creo que lo más importante en un círculo de apoyo no es la cantidad sino la calidad de las personas que lo integran. Es la importancia de tener personas a tu alrededor con las que puedas ser tú misma. Yo sé que no eres igual con todo el mundo, pero digamos que hay gente con la que no tienes que ponerte tantas máscaras. El ‘masking’ es algo que nos obligan a hacer todos los días y es agotador”.

— Miranda, 24 años
Estrés postraumático y desregulación emocional

Tener una red de apoyo social significa contar con personas de confianza a quienes podemos acudir en momentos críticos. Para algunas, pueden ser los miembros de su familia que las aceptan tal y como son. Para otras, sus amigos y los grupos donde se sienten validados, como círculos de usuarios de salud mental, clubes deportivos, programas de jardinería o arte. De hecho, investigaciones académicas han encontrado que las personas con bajo apoyo social tienen mayores probabilidades de experimentar trastornos de salud mental.

Es importante conocer cómo se puede expresar este tipo de apoyo. Algunas personas requieren soporte emocional, que ocurre cuando alguien de su entorno comprende que está pasando por un momento complicado y le hace saber que cuenta con él o ella. Aunque solo sea para desahogarse y hablar de los problemas. Se trata de poner en práctica la escucha activa y empática. Hay momentos en que también es necesario el soporte instrumental, que trata de resolver una necesidad inmediata, como ayudar a alguien con la compra de sus medicamentos. O también el soporte informativo, como es el caso de las personas que deben tomar alguna decisión importante en sus vidas y reciben un valioso consejo de un ser querido.

"El otro día tuve una discusión. Estaba bastante triste y mi gata vino a mí y se puso a ronronear en mi pecho. Fue su manera de decirme: ‘tranquila, cálmate’. Yo lo sentí así. Entonces, creo que las mascotas son un gran apoyo. Aparte, ya no me puedo rendir porque le tengo que dar de comer, limpiar su arenero, cumplir con ella. Esto es una motivación”.

— Isabel, 33 años
Ansiedad

Las personas que tienen mascotas conocen los beneficios físicos y emocionales de tenerlas en su vida. Durante la pandemia de covid-19, se convirtieron en una compañía incomparable. Un perro, un gato, un conejo o cualquiera sea nuestro compañero le hace bien a nuestra salud mental, sugieren numerosos estudios científicos.

Las investigadoras Helen Louise Brooks, Kelly Rushton, Karina Lovell, Penny Bee, Lauren Walker, Laura Grant y Anne Rogers señalan que las mascotas alivian los sentimientos de soledad y aislamiento, reducen la ansiedad, además de generar espacios seguros para compartir emociones. De ahí que ya se ha desarrollado la llamada terapia asistida con animales, principalmente con perros.

Hay estudios que han demostrado que acariciar y jugar con animales reduce significativamente las hormonas relacionadas con el estrés y disminuye la presión arterial. Esto puede ocurrir con solo cinco minutos de interacción con una mascota. A esto, le llaman the pet effect o el efecto mascota.

La presencia de una mascota en la vida de una persona también ayuda a que tenga una vida más activa y necesite organizar su tiempo para cuidarla. “Sacar al perro o dar un paseo, por ejemplo, hace que el ejercicio físico sea más ameno. Limpiar su espacio y darle de comer requiere también asumir responsabilidades. “Se trata de entender las necesidades del otro y hacerse cargo de estas”, dice la psicóloga Alejandra Araluce.

"Tengo un spinner, un pequeño juguete que hago girar, que me gusta cómo gira, pero sobre todo me gusta cómo suena y ver sus colores cuando gira. Algunas veces uso también una pelota antiestrés con bolitas adentro. El sonido me encanta porque parece que se estuviera desinflando. Tengo además una liga que sí me ayuda porque la estiro y cuando se contrae golpea mi mano. Me gusta sentir eso”.

— Azul Violeta, 29 años
Autismo

La autoestimulación o stimming consiste en la conducta de realizar movimientos repetitivos físicos y de objetos como forma de autorregulación de las emociones. Es la capacidad de integración sensorial del cerebro en relación con todos los estímulos que nos rodean diariamente. Un ejemplo de stimming es balancear el cuerpo al reír, mover una pierna, crujir los nudillos o manipular repetidamente un objeto.

Como algunos de estos movimientos, como morderse las uñas, pueden causar un problema de salud, hay juguetes especialmente diseñados para satisfacer distintas necesidades sensoriales y que proporcionan bienestar. Entre ellos se encuentra el fidget cube, que consiste en un pequeño cubo con botones que puedes presionar o girar, los spinners o juguetes giratorios con un centro estable y un disco con dos o tres paletas que se pueden girar, parecido a un ventilador, y el famoso Pop it, una estructura de silicona flexible con distintas franjas de colores que está pensado para estallar las burbujas que hay en su interior.

Muchas veces se piensa que la autoestimulación sólo aparece en niños autistas o con déficit de atención, pero no es así. Varía de persona a persona con algún trastorno de salud mental.

"Hubo un antes y después en mi vida luego de haber probado hongos y LSD. De hecho, mi psiquiatra - quien me guió en esta terapia que hice por decisión propia- me contó que los alucinógenos en Estados Unidos y otros países están siendo probados para incluirlos en las terapias contra el estrés postraumático y la ansiedad. Su efecto es un viaje sumamente introspectivo. Debe haber una estimulación increíble en el cerebro que hace que uno acceda a sitios donde usualmente no está”.

— Carmen, 29 años
Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), depresión y ansiedad

En setiembre de 2019, la Universidad Johns Hopkins abrió un centro de investigaciones para estudiar la “medicina psicodélica” y sus posibles usos en el tratamiento de enfermedades mentales. Lo hizo cuatro meses después que el Imperial College de Londres abriera el suyo, que se considera el primer centro de este tipo en el mundo. El interés científico por este tema no es nuevo, pero sí ha empezado a entrar en las conversaciones cotidianas de usuarios de salud mental al haber cada vez más artículos de prensa, series y documentales de Netflix y haberse traducido al castellano el best seller del periodista Michael Pollan Cómo cambiar tu mente.

Se está estudiando hoy con más recursos compuestos como el LSD y la psilocibina como auxiliares para terapias contra la anorexia nerviosa, la depresión y el deterioro cognitivo en las primeras etapas del mal de Alzheimer. De hecho, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha descrito a la psilocibina como un medicamento innovador. Los científicos a cargo de las investigaciones dicen que los estudios ayudarán a aclarar cuáles son las drogas indicadas para cada usuario, y cuándo los estados alterados son ineficaces o posiblemente peligrosos.

La página web ClinicalTrials.gov, de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, detalla 131 ensayos clínicos registrados relacionados con psilocibina, aunque buena parte de ellos aún no han reclutado usuarios.

"No podemos solucionar todo con medicación. Por ejemplo, si viviera en una sociedad que me tratara con menos violencia por ser LGTB, mis niveles de estrés y ansiedad también bajarían. A pesar de todo, creo que soy una persona privilegiada porque tengo acceso a información para cuidar mi salud mental, he podido cultivar herramientas para protegerme como homosexual en espacios de voluntariado y activismo. Cuando llegué al Centro de Salud Mental Comunitario de Bellavista por pensamientos suicidas, pensé que me cuestionarían por ser maricón o por haber usado drogas, pero los trabajadores fueron abiertos. Estaban capacitados sobre la diversidad sexual y sobre el tema de adicciones para no criminalizar a la persona. Eso hizo que continúe una terapia allí”.

— Mere, 30 años
Depresión

Ser mujer o una persona LGTB significa muchas veces estar expuesto a múltiples formas de violencia que afectan la salud mental. El 54.4% de peruanos con una orientación sexual e identidad de género no binaria ha manifestado problemas de salud mental, según un informe de la Defensoría del Pueblo publicado en 2017. Por eso, compartir espacios con usuarios de salud mental puede ser positivo para el autocuidado. Hernán Sampietro, del movimiento Activament, señala que el activismo no sólo hace frente al estigma o desarrolla herramientas de bienestar emocional, sino que también permite sentirse parte de un grupo, compartir experiencias y generar demandas. Las investigadoras Jasmine Mena y Annemarie Vaccaro señalan que si bien el activismo puede ser un espacio positivo para la salud mental, también puede devenir en un alto desgaste físico y emocional si es que no se cuenta con suficiente apoyo, son escasa las rutinas de autocuidado, entre otras limitaciones.

"Me gustaría encontrar una terapia psicológica adecuada que combine lo que hago con mi psiquiatra, pero no solo no tengo suficiente dinero para pagar ambas cosas a la vez, sino que no he podido encontrar a la psicóloga adecuada. En 2020 pasé por seis psicólogas distintas y con ninguna sentí apoyo. Es difícil encontrar al profesional adecuado y más cuando hay pocos especializados en déficit de atención”.

— Gina, 28 años
Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

Ir al psicólogo no siempre es una decisión fácil y tampoco lo es encontrar al profesional adecuado. Un psicólogo trabaja en el espacio íntimo de la experiencia de vida de una persona, que necesita sentirse segura y cómoda en sus sesiones.

Perú tiene un déficit de 6 psicólogos por cada mil habitantes aproximadamente. A pesar de que cada vez hay más centros de salud mental comunitaria, todavía no alcanzan a cubrir a todas las personas que necesitan atención en salud mental.

"Ya entendí que soy una persona con muchas características singulares, pero vivimos en un sistema donde te exigen muchas cosas estándares. Como la canción Pink Floyd, Another Brick in the Wall, no tenemos que ser un ladrillo igual al del costado. He aprendido mucho a valorarme en mi diversidad”.

Kanda, 33 años
— Trastorno de Déficit de Atención (TDAH) y depresión

No todas las personas requieren iniciar un tratamiento con medicinas para recuperar su salud mental. Esto depende de varios factores, entre ellos el grado de su trastorno o condición y, sobre todo, de su consentimiento informado. Recuerda que cada usuario tiene el derecho de escoger y desarrollar sus propias herramientas de autocuidado en su propio camino. Validemos y respetemos cada uno de los procesos.

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